Autos concentra más de la mitad de los importes reclamados de manera ilícita
En lo que usted tarde en leer esta información, al menos una persona habrá intentado, incluso logrado, defraudar al Seguro. Aproximadamente cada minuto y cincuenta segundos se produce uno de estos intentos, con lo que en 2015 los defraudadores consiguieron hacer perder al Seguro 550 millones de euros. Esa es la estimación de UNESPA a raíz de un sondeo entre las aseguradoras asociadas. Para que nos hagamos una idea de su magnitud, supone alrededor del 15,7% del beneficio neto del sector durante el año pasado.
Solo el 1,22% de los siniestros son fraudulentos
En 2015 se produjeron cerca de 306.000 reclamaciones fraudulentas al seguro. Como tales, explica la asociación, se incluyen “los siniestros simulados, inducidos e inventados, así como los incidentes fortuitos en los que los perjuicios padecidos fueron exagerados”.
A pesar de que la cantidad puede parecer enorme, UNESPA insiste en que no es nada más que un 1,22% de los 51,7 millones de siniestros que el año pasado atendieron las aseguradoras. La conclusión, destaca la organización empresarial, es clara: los españoles son honrados, pero el fraude al Seguro “no es picaresca”, es delito.
Autos se come la mayor parte de la tarta del fraude
La cobertura que presenta una mayor propensión a las estafas es Autos RC Daños Corporales. Detrás de un 5,35% de estos siniestros hay un fraude. Le siguen otras coberturas de este mismo ramo como Robo (3,79%) y RC Daños Materiales (1,80%).
“Cuando se mide la huella del fraude tomando como referencia las cantidades que se aspira a defraudar, el seguro de Automóviles se sitúa, de nuevo, claramente a la cabeza. Este ramo concentra más de la mitad de los importes reclamados de manera ilícita (53%)”, detalla UNESPA. «En buena media, esas cuantías corresponden a indemnizaciones pagaderas por la cobertura de responsabilidad civil por daños a las personas”, argumenta la asociación, que admite que los datos invitan a pensar que el fraude en daños personales en Autos se ha agravado durante 2015, que “es un fraude que está en progresión”, avanza su director de Análisis y Estudios, Miguel Ángel Vázquez. En cambio, como noticia positiva, añade, se vislumbra que el fraude vinculado al seguro Multirriesgo Hogar, especialmente el referido al presunto robo de aparatos electrónicos, informáticos y de telefonía, ha descendido durante el pasado año.
Tras Autos, Hogar ostenta el dudoso honor de ser el segundo ramo en el ranking con el 20% del dinero que se intenta defraudar. UNESPA llama la atención sobre el caso del ramo de Vida por la gravedad de los fraudes. “En 2015, hubo un intento de estafa detrás de solo un 0,86% de los siniestros de este ramo. Sin embargo, la cuantía que reclamaban estos pocos incidentes es particularmente abultada: 34 millones de euros (6,21% del total)”, explica.
Importancia de los casos de pequeña cuantía
El sondeo de UNESPA quiere presentar una panorámica del fraude en el sector que viene a complementar y ampliar los datos suministrados recogidos por ICEA en su ‘XII Concurso Sectorial de Detección de Fraudes’, que ayer entregó sus premios. Su directora de Formación, Marta Rodríguez, recordó que en los 163.000 casos participantes se logró evitar el 73,9% del fraude. También destacó que no hay que pensar en el gran fraude y sí en pequeños casos de fraude: un 66,81% de los casos eran engaños de menos de 500 euros.
Tipología
En tres de cada cuatro casos, el defraudador directo es el asegurado, según los casos analizados por ICEA. Es el principal protagonista en todas las modalidades. En cuanto a las tipologías de fraudes más habituales, en Autos son la ocultación del daño y la lesión preexistente; en Diversos, el siniestro simulado; en Seguros Personales, la falsificación documental.
Buenos profesionales y ayuda tecnológicaEn las entidades, la tecnología está ayudando a detectar casos de fraude. En ello invierten las entidades, porque los datos que maneja ICEA demuestran que es rentable: por cada euro invertido en investigación y detección, el sector se ha ahorrado 32,90 euros. Pero la tecnología también ayuda de forma indirecta: los defraudadores se delatan de una u otra forma en las redes sociales, bien revelando sus conexiones, bien destapando el propio fraude. Sin embargo, al inicio y al final, sigue estando el profesional experimentado y perspicaz. “Quiero romper una lanza a favor de los peritos. En muchísimos casos lo que te encuentras en los casos del concurso, por ejemplo en Autos, es la inteligencia de un tramitador de siniestros y en muchos otros es el perito, cuando va a un taller y comprueba que la narrativa del siniestro no concuerda, que es imposible que se haya producido tal y como dice el parte. Leyendo los casos te das cuentas que son profesionales de una profesionalidad”, declaró Miguel Ángel Vázquez. |
Los intentos de fraude al seguro tuvieron en 2015 un impacto de 550 millones de euros. Esa es la estimación realizada por las aseguradoras a raíz de un sondeo elaborado por UNESPA y dado a conocer con motivo de la entrega de los premios del XXII Concurso sectorial de detección de fraudes que organiza Investigación Cooperativa de Entidades Aseguradoras (ICEA).
El pasado año se produjeron cerca de 306.000 reclamaciones fraudulentas al seguro. Esa fue la suma de siniestros simulados, inducidos e inventados, así como de los incidentes fortuitos en los que los perjuicios padecidos fueron exagerados, así como de los incidentes fortuitos en los que los perjuicios padecidos fueron exagerados.
Cuando se mide la huella del fraude el seguro automóviles se sitúa, de nuevo, claramente en cabeza. Concentra más de la mitad de los importes reclamados de manera ilícita (53%).
Una red que simulaba atropellos
El ganador del primer premio de detección de fraudes en la categoría del seguro de automóviles fue para de Línea Directa, que destapó una red de delincuentes especializados en simular atropellos. El primer caso ocurrió en Sevilla. Un mes después se registró un accidente similar en la misma provincia. En los dos siniestros se facilitó un idéntico teléfono de contacto.
Gracias a esto se descubrió la estafa en el tercer caso. Uno de los asegurados reaparecía, esta vez como lesionado en vez de conductor, junto a otras seis víctimas. Se descubrió que alguno de los miembros de la red había llegado a estar involucrado en 19 siniestros. Las falsas víctimas renunciaron a las indemnizaciones que reclamaban.
Un abogado que captaba lesionados
Línea Directa analizó varios expedientes donde coincidía como reclamante un mismo abogado de Murcia. Las pesquisas permitieron descubrir cómo el letrado captaba a lesionados para hacerlos pasar por víctimas de accidentes de circulación, a las que representaba en los pleitos.
En esta tarea contaba con la colaboración de una clínica de rehabilitación que, en lugar de facturas, emitía albaranes falsos. Los implicados fueron denunciados ante la Guardia Civil. Esta investigación puso al descubierto las reclamaciones indebidas de ocho lesionados ficticios y logró un ahorro de 57.000 euros en indemnizaciones.
Un falso siniestro total para un falso amante
El tercer premio, para Pelayo, es una historia de película. Un hombre viajaba por la noche por una carretera convencional de Asturias. Al tomar una curva, el vehículo se salió de la vía, cayó a un terraplén. El conductor telefoneó a su aseguradora y no paraba de hiperventilar. El coche era un amasijo de hierros pero había salido prácticamente indemne. ¿Cómo había salido vivo?
Las pesquisas permitieron averiguar que ese mismo vehículo había sufrido un siniestro grave hace meses. El conductor decía lo había comprado 19 días después por 21.000 euros…. No, la factura presentada era falsa, sólo le había costado 2.400 euros. Además, en ese tiempo hubiera sido imposible reparar los daños sufridos por el coche.
El ejecutor del fallido fraude se defendió diciendo que iba a altas horas a un pueblo cercano para ver a una supuesta amante. Había decidido emplear una vía secundaria para evitar los peajes de la autovía. En realidad, el conductor encontró una carretera aislada para tirar el coche por el barranco y simular el accidente. Sólo así se explica que no saltaran los pretensores del cinturón de seguridad, que la ventanilla del pasajero estuviera bajada y, sobre todo, que el asegurado hubiera salido vivito y coleando de esta situación.