El fenómeno tecnológico no da tregua y los nuevos modelos de negocio irrumpen frente a las compañías tradicionales. La primera incursión fue en el sector financiero, con la eclosión de las fintech -compañías que ofrecen financiación a través de las nuevas tecnologías-.
Y tras su llegada, parece que el siguiente paso irá de la mano del campo de los seguros, lo que se conoce como insurtech, tal y como confirma Rodrigo García, cofundador y vicepresidente de la Asociación Española de Fintech e Insurtech (Aefi): «Éste es un sector muy eficiente y dinámico, pero todavía está un paso por detrás del financiero». En este sentido, García explica a elEconomista que esto se debe a que «está más ligado al riesgo, lo que hace que no sea tan cercano a la innovación o la transformación, a lo que se une el hecho de que a nivel tecnológico va un poco más atrasado».
Con esta idea coincide Miguel Ángel Cardenal, responsable de seguros de la compañía de insurtech Kelisto.es: «El mundo del seguro ha sido siempre muy tradicional, pero los nuevos actores que han irrumpido en el mercado -con una oferta diferente y otras formas de relacionarse con el clientes- están provocando que, incluso las compañías más clásicas, se estén adaptando a la nueva situación, apostando también por el canal online y contribuyendo a la transformación digital».
De forma similar, cada vez más proyectos se suman a este tipo de emprendimiento: «Hemos detectado que surgen unas dos iniciativas a la semana en insurtech y en fintech y, a finales de año, podemos llegar a las 40 o 50», explica el vicepresidente de Aefi, asociación que está creando un mapa de insurtech en España para identificar aquellas empresas relacionadas con este sector. En este sentido, García explica que ya han registrado a «bastantes compañías insurtech que están haciendo cosas interesantes, como seguros colaborativos o micro seguros».
Por otro lado, según el informe Panorama Insurtech, elaborado por la consultora Everis, la inversión en startups tecnológicas del sector seguros se ha multiplicado por siete desde 2013, lo que demuestra la transformación en la que se encuentra esta industria.
Una de las principales características que definen a este tipo de iniciativas se encuentra en la capacidad de adaptarse a los cambios de forma rápida, debido al ritmo al que evoluciona la propia tecnología: «Estas compañías deben estar permanentemente actualizadas y prever las necesidades del usuario y de las de las propias aseguradoras», explica Cardenal.
Así, es esta oferta personalizada, junto a la relación más estrecha con el cliente y a la estructura de costes menor, la principal fortaleza de estas plataformas, tal y como confirman desde Everis.
Sin embargo, una de las mayores críticas a este tipo de empresas radica en la exposición de los datos de los clientes, superior a la que se aportaba con los modelos tradicionales. Desde Aefi defienden que «los usuarios tienen menos reticencia a perder sus datos si se les va a aportar un valor añadido, sobre todo los más jóvenes».
Mayor colaboración
Dentro de este conglomerado tecnológico, parece los próximos pasos del sector deberán pasar por la colaboración entre compañías tradicionales y nuevos proyectos, tal y como defiende García, quién critica a su vez la escasa relación actual entre unas y otras: «Todavía hay pocas aseguradoras que están invirtiendo en insurtech. No han puesto el foco en ello y no se dan cuenta de que son un driver de innovación». No obstante, parece que estos modelos están cada vez más cerca. Junto a esta evolución se une «el progreso de la venta online, así como la importancia los wearables -principalmente en el ramo de salud y vida-, y las aplicaciones telemáticas para el ramo de automóviles», concluye Cardenal.
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