2015 no ha sido un buen año para el sector asegurador. Según los datos de ICEA, se confirma que solo el ramo de Salud ha mejorado su resultado respecto al año anterior, un 15,8% hasta los 455 millones.
En el conjunto del sector, el beneficio ascendió a 3.656 millones, un 28,5% menos, con un descenso de la rentabilidad de 4,7 puntos porcentuales hasta el 10,48% y un empeoramiento del ratio combinado hasta situarse en el 102,23%.
El panorama es complicado. Pero sobre todo, en un ramo, en el de Autos. Autos sufrió la mayor caída del beneficio, un 30,4%, recorte que dejó el resultado en 497 millones de euros.
La siniestralidad aumentó en 0,93 puntos porcentuales hasta el 78,01% de las primas, lo que sumados los gastos de explotación arrojaron un ratio combinado del 99,39%. Esto supone que el ramo está a un paso de entrar en pérdidas técnicas. De hecho, según los datos del cierre del tercer trimestre, el 60% de las entidades que operan en Autos ya lo estaría, con un ratio combinado del 106%. Y lo peor de todo es que el panorama no se presenta demasiado halagüeño.
El nuevo Baremo de Autos costará al ramo 400 millones de euros por el aumento del 16% de las indemnizaciones y la adaptación a la directiva europea Solvencia II acarreará un gasto de 250 millones. Y, además, hay otros dos factores derivados del actual contexto económico que van a jugar en contra. Por un lado, la gasolina va a seguir bajando, lo que se traducirá en un mayor uso del coche y, por tanto, en una mayor siniestralidad.
Y por otro, los tipos de interés se encuentran en mínimos lo que afectará a los ingresos financieros, de donde procede actualmente el 72% del beneficio bruto del sector.
Parece claro que a las compañías no les va a quedar más remedio que subir primas para pasar el trago y, en cualquier caso, es muy probable que sea demasiado tarde para las aseguradoras más pequeñas y con menor margen.